Tardo un poco más en publicar un nueva entrada y casi tengo que felicitaros el 2016, pero es que entre las últimas semanas de trabajo antes de terminar el año, las megavacaciones de Navidad que he tenido, viajes varios y algo de vida social, no encontraba nunca el momento para ponerme a escribir. Pero por desgracia, todo eso no ha impedido que durante este tiempo haga (y coma) más dulces de la cuenta, así que qué mejor que retomar el blog con la receta con la que estrené uno de mis regalos de Reyes: ¡una gofrera!
Después de probar alguna que otra receta no del todo exitosa, y tras mucho buscar por Internet, di con ésta con la que se consiguen unos gofres lo más parecidos a los típicos gofres belgas. Vamos, que si cierras los ojos mientras te los zampas parece que estás paseando por Bruselas. El secreto es que se hacen con azúcar perlado, ingrediente que se puede conseguir en tiendas especializadas o incluso hacerlo en casa, aunque para eso hay que armarse de paciencia.
Con las cantidades de la receta salen aproximadamente unos 12 gofres. Lo recomendable es no comérselos todos de golpe ( o sí ), así que los que os sobren podéis congelarlos individualmente envolviéndolos en papel film. Cuando queráis comerlos, bastará con dejarlos descongelar y luego calentarlos en el horno durante unos 10 minutos a 120ºC.
